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En junio de 2022, la mayoría de los jueces de la Corte Suprema de los Estados Unidos de Norteamérica negaron, de forma indignante, la existencia un derecho constitucional al acceso al aborto seguro y legal. Este no ha sido el único acto de violencia contra las mujeres y personas gestantes en el mundo. En octubre de 2021, China, país que por muchos años obligó a las personas gestantes a tener abortos después de haber tenido solamente un hijo/a, ha impuesto una nueva ley para obligarles a tener más hijos/as restringiendo el acceso al aborto “no terapéutico”. En noviembre de 2021, Irán impuso una ley penal que restringe considerablemente el acceso al aborto, los anticonceptivos, la esterilización voluntaria e información relacionada. Se han visto procesos similares en Polonia en el 2020 y Honduras en el 2021.

De hecho, este tipo de violaciones de los derechos de las mujeres y personas sexodiversas con capacidad de gestar están consagradas en muchas leyes injustas y se pueden encontrar en África, Latinoamérica, el Caribe, el Medio Oriente, Asia, el Pacífico, y hasta en Europa.

A pesar de los más 100 años de campañas, en país tras país alrededor del mundo, luchando por el derecho al aborto seguro, la criminalización del aborto sigue matando y perjudicando a innumerables miles de mujeres y personas sexodiversas gestantes cada año, especialmente a las más jóvenes, solteras y a aquellas que no tienen los contactos o recursos para acceder a un aborto seguro. Esta situación a menudo se basa en leyes coloniales que nunca fueron derogadas, y cuentan con el apoyo de los gobiernos, políticos, jueces y líderes religiosos de ultraderechas y con posturas anti-mujer.

El ataque sin precedentes al derecho al aborto en los Estados Unidos este mes, como en todos los países donde se producen estos ataques, nos niega nuestros derechos como ciudadanas, nos discrimina a causa de nuestro sexo, nos quita el derecho a la vida privada y a la autonomía corporal, va en contra de la separación de la iglesia y el estado y destruye el estado de derecho. Sobre todo, les permite a los estados obligar a las mujeres y personas gestantes a llevar a término embarazos no deseados, que traen consecuencias para toda la vida. Se trata de una especie de servidumbre involuntaria basada enteramente en la biología. Se criminaliza a una de cada cuatro mujeres y personas gestantes en todo el mundo por negarse a tener hijos que no desea o que no puede cuidar.

También constituye una violación de los convenios internacionales para los derechos humanos en varios aspectos, empezando por el derecho general a la vida y a la salud, que incluye a todas las mujeres y personas gestantes, el derecho a decidir el número y el espaciamiento de nuestros hijos/as, y a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, que establece que los derechos humanos comienzan al nacer, o, en otras palabras, al comenzar la vida independiente.

Las leyes y políticas contra el aborto se basan en el odio y el deseo de controlarnos. Dicen proteger la “vida del feto” pero fracasan rotundamente en la protección de las vidas de las mujeres y personas sexodiversas gestantes, sin mencionar las vidas de los niños/as una vez nacidos. Provocan la ira, la desesperación y las protestas alrededor del mundo, donde sea, cuando sea y sobre quien sea que se impongan. Pero las leyes injustas que nos criminalizan y nos niegan nuestros derechos fundamentales, las guerras e invasiones injustas, las pandemias mundiales, los gobiernos represivos, la discriminación y las otras crisis e injusticias que se entrecruzan, no han aminorado nuestro compromiso de luchar por nuestros derechos y libertades fundamentales, incluyendo el acceso al aborto seguro. Solo nos han impulsado a ser más valientes, más vocales, y más audaces.

¡Los tiempos inciertos exigen acciones diversas y colectivas en muchos frentes!
Estas son algunas de las acciones clave:

En tiempos inciertos, reforzamos nuestro compromiso, construimos y fortalecemos nuestras redes de apoyo para garantizar el #AbortoSeguroSinImpedimento. Creamos y apoyamos a los centros de atención telefónica comunitarios, grupos de acompañantes y doulas para el aborto y otras formas de acceder a las píldoras abortivas, y diversas comunidades de atención para cuidarnos mutuamente.

En tiempos inciertos, nos movilizamos para exigir atención médica para el aborto que sea segura, legal, accesible, y sin estigmas, disponible para todas las personas que la necesiten. No nos vamos a callar ni a retroceder, y nos movilizamos y organizamos usando las herramientas a nuestra disposición, adaptándonos a las realidades de nuestras comunidades.

En tiempos inciertos, identificamos, cuestionamos, confrontamos y rechazamos las múltiples ideas y mensajes estigmatizadores sobre el aborto que aprendimos al crecer en sociedades represivas, que van contra el derecho a decidir. Nos comprometemos a desafiar y desmantelar el estigma del aborto dentro de nuestra persona, nuestro lenguaje, nuestras comunidades y nuestras redes.

En tiempos inciertos, hacemos un llamado a nuestros gobiernos, proveedores de servicios de salud, organizaciones donantes y grupos de derechos humanos y de la mujer a movilizar sus recursos y poder para apoyar y proteger el acceso al aborto seguro. Buscamos trabajar con los donantes y los gobiernos para movilizar los recursos vitales necesarios para poder acceder a nuestros derechos reproductivos.

En tiempos inciertos, recordamos a las generaciones anteriores de activistas de los derechos de las mujeres y de comunidades sexodiversas, y aprendemos de sus experiencias a superar los obstáculos para cuidarnos mutuamente cuando el Estado no lo hace.

En tiempos inciertos, aprovechamos las tecnologías de formas creativas para organizarnos y llegar a quienes nos necesitan. Desarrollamos aplicaciones móviles para la atención, el apoyo y la orientación en materia de aborto, usamos las redes sociales para amplificar y hacer campañas, y aprendemos sobre las herramientas de seguridad necesarias para protegernos de las invasiones opresivas de nuestra privacidad.

En tiempos inciertos, como lo hacemos siempre, nos esforzamos por no dejar a nadie atrás, desarrollando estrategias para incluir a las comunidades más vulnerables y marginadas de nuestra región.

En tiempos inciertos, apoyamos a los proveedores de servicios de aborto y a las líneas telefónicas de ayuda que proporcionan información y acceso al aborto, incluyendo el aborto autogestionado, y la atención de emergencia post aborto. Compartimos sus historias y reforzamos los vínculos con sus redes. Les rendimos homenaje por su compromiso y dedicación.

En tiempos inciertos, ¡nos comprometemos a ser visibles! Nos unimos en sororidad y solidaridad desde todos los rincones del mundo para aprender, apoyarnos y trabajar collectivamente para exigir el derecho al aborto seguro.

Cada año, marcamos el 28 de septiembre para movilizar a nuestras comunidades y fortalecer el movimiento global por el acceso universal al aborto seguro y legal. ¡Únete a esta iniciativa!

Estas son algunas de las formas en las que podemos movilizarnos y concientizar:

  • Compartiendo información sobre donde conseguir píldoras abortivas legítimas y como usarlas de forma segura y eficaz.
  • Organizando conversaciones y eventos que rompan los estigmas.
  • Llevando a cabo festivales, seminarios web, foros, talleres y evento culturales.
  • Escribiéndoles a gobiernantes, legisladores nacionales, y profesionales de la salud, exigiendo un aborto seguro y legal.
  • Aprovechando a las redes sociales con hashtags relevantes para mostrar nuestro apoyo al acceso al aborto.
  • Donando a los fondos locales para el aborto, a las organizaciones de apoyo al aborto, a las líneas de ayuda y a las organizaciones de acompañantes.